“Diré apenas cuatro
palabras sobre eso que llaman cándidamente amor.
Primero:
el amor es un cuento chino.
Segundo:
sí que existe un estado mental (psicofisiológico realmente) que podemos
denominar enamoramiento (en realidad es enchochamiento, que algunos han
calificado de enfermedad mental; pienso que tampoco tiene porque ser así)
Tercero:
cuando nos enamoramos de una y no de veinte (y siempre de la más inconveniente)
el gris común comenta que el amor tiene algo brujo, magnético, mágico, que la
razón no comprende.
Cuarto:
lo anterior es una burda mentira, lo que sí existe es una atracción más fuerte
por unas hembras que por otras, lo cual es una mera cuestión biológica
(etológica). En suma, hay mujeres que nos atraen sexualmente con una intensidad
especial, con todos sus correlatos psicofisiológicos. Ante tal estímulo,
encendidos, nos acercamos y después nos podemos sentir enamorados.
Quinto:
esa atracción se une patéticamente al cuento que nos han metido en la sesera
desde niños: el amor, la princesa, la doncella, la maravilla, la eternidad,
crecerás y te enamorarás, espera y verás, que uno está como en un sueño, que se
le para la respiración, que la vida se tiñe de un color diferente (rosa, se
dice) y, además, fueron felices y comieron perdices, la Bernardette
de la Chochette
y todo lo que sigue, un pérfido condicionamiento educativo que nos lleva a la
creencia de que algo así existe y es maravilloso.
Sexto:
consecuentemente, nos sentimos primero excitados y segundo nos creemos
enamorados. En ciertos momentos históricos, lo primero sin lo segundo indicaría
que estamos enfermos (no siendo así, claro).
Séptimo:
si el amor se hubiese condicionado a la alcachofa, le hablaríamos amorosamente
pero no nos pondría cachondos. Ergo,
lo más relevante y primigenio es pues la atracción sexual, lo importante es la
mujer, no la alcachofa.
Octavo:
por eso (la educativa maquinación inicua referida) el sexo se une al amor y
algunos dicen que la sentimentalización del sexo es una evolución en la
conducta sexual humana.
Noveno:
lo anterior puede ser cierto, aunque el resultado es la esclavitud de una parte
(o de las dos, depende) y la seguridad de otra, mientras dure.
Y
finalmente:
Décimo:
además de sexo usted puede enamorarse: piense siempre que es su biología lo
que, en primer lugar, le empuja y, en segundo, ya se apañará, porque el
problema es enteramente suyo.
Desde
luego, los cuentos de hadas y las historias de amor me gustan y soluciones
tengo algunas para los puntos más frágiles de ése, muchas veces, doloroso
sentir a dos. Pero lo dejaré para otro momento.”
Perales
Cabanilles i Bohigues, 2008, Hojas
roñosas en el fondo del bolsillo de mi pantalón (ensayo inédito).
Papel
encontrado por mí casualmente en la papelera de un café. Sin más comentarios.
A la
mañana siguiente colgué el texto en la
Web , de cochinadas, de un amigo y, al poco tiempo, apareció
este comentario como respuesta:
“Eugénie dijo
Oloooo
Hojas
sabrosas:
Unas
palabras sobre eso:
1) El amor es un
cuento divino.
2) Enfermo es el que
sufre, dichoso el que ama.
3) El corazón tiene
razones que la mente no comprende. Brujo, brujo...
4) El sexo es la
sonrisa del alma. El Amor es la boca que la pinta. Un polvete sin Amor es como
la meadilla que echas en cualquier momento. Puro desahogo fisiológico. Cuando
acabas sólo te queda la sensación de que algo se quedó vacío.
5) Existen, existen
las paradas respiratorias y los sofocos extremos que pintan de colores toditas
las horas del día. Rosa, azul celeste, rojo pasión... ¿Quieres más? Merveilleux mon Amour.
6) Amor implica
excitación. Excitación no siempre sexo.
7) Una alcachofa con
hojas rojas, tallo esbelto, cáliz verde, espinas y olor fragante… una rosa,
simple rosa, puede enamorarte. Intenta pensar en lo sublime y tal vez entiendas
que para sentir así, no hay que estar enfermo.
8) Que sexo y Amor
pueden ir revueltos pero uno y otro pueden existir por separado. ¿Qué es lo que
sientes por tu madre, o por tu hermano?
9) El verdadero Amor
no tiene más cadenas que las de la entrega mutua. El resto son ataduras
impuestas en su nombre.
10) Primero puedo
enamorarme de su alma y después quizá llegue el desenfreno y la locura de
desearlo.
Tal vez aún no hayas
AMADO”.
Como
cabía esperar, cada uno tiene su enfoque, Marte y Venus, cada género. Pero solo
ellas se creen con la capacidad de amar (amar de verdad, entiéndase).
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