Esta página intenta ser un espacio multicultural donde todas las personas con inquietudes artísticas, en cualquier terreno que sea puedan publicar sus creaciones en forma libre y sin ningún tipo de censura. Son bienvenidas todas las muestras de las bellas artes que los lectores del blog nos quieran acercar. El único criterio válido es el de la expresividad, y todo aquél que desee mostrar sus aptitudes no tendrá ningún tipo de censura previa, reparos o correcciones. Este espacio pretende solamente ser un canal más donde los artistas de todas las latitudes de nuestra Iberoamérica puedan expresarse. Todas las colaboraciones serán recibidas ya sea en nuestro correo todaslasartes.argentina@gmail.com o bien en nuestra página en facebook denominada "Todas Las Artes Argentina" (Ir a http://www.facebook.com/profile.php?id=100001343757063). Tambièn pueden hacerse amigos de nuestra Página en Facebook yendo a https://www.facebook.com/pages/Todas-Las-Artes-Argentina/249871715069929

martes, 7 de octubre de 2014

LA LOBA, por Daniel Truffat, de Buenos Aires, Argentina



La choza, entre el barro y algún árbol olvidado impacta por su miseria. Quizá en sus cercanías se apagan las últimas brasas de la pira o –tal vez- como el hambre le impidió dejar de atender a los clientes, haya una pequeña e impía tumba en algún recodo del camino. Los dioses, que nunca la han mirado con favor, seguramente esta vez entenderán.

Cansada, con el cuerpo molido por la entrega mercenaria, se toca los pechos inútilmente henchidos de leche y piensa, con una tristeza y un dolor que está mas allá de la razón, en ese hijo que sin moneda alguna en sus manecitas no convencerá al barquero para que lo cruce al otro lado del lago final.
Al ver acercarse al pastor pensó en echarlo. Sus fuerzas no alcanzaban para una nueva faena.
El hombre, sin embargo, no venía por sus servicios. Traía en su manos brutales –con ilógica dulzura- dos pequeños bebés idénticos que llorarían con estrépito si aún les quedaran fuerzas para ello.
Se los entregó y se fue. Ella, sin pensarlo siquiera, los puso generosa sobre el pecho que había encontrado mejor destino que el habido en ese día.
Extenuados los gemelos empezaron a mamar; redimiendo –sin saberlo- los pechos mancillados.
Ajenos por completo a las estatuas de bronce que recordarían ese momento y al cruel sino que los dioses les habían deparado. Estaban condenados a que uno fuera matador del otro y –ambos- a la terrible memoria de los hombres.

1 comentario:

  1. Me gusta mucho como escribís: Gran imaginación, mucha cultura (Esta última palabra borrada de todos los diccionarios porque ¡Molesta!) Te felicito y espero más cosas buenas. Irene Aviles

    ResponderEliminar