Pocos
edificios concentrados en las manzanas que lindan con la plaza; el más alto
llegará a quince pisos. Las casas tienden a la sencillez. Las más antiguas, con
los jardines encerrados por muros de los que sobresalen enredaderas y estrellas
federales. Las puertas, de hierro, pintadas de verde. De las que no están
pintadas de verde... nadie atinaría a definir el color. Espaciosas estas casas,
y cuidadas, con esmero incierto. Y casi todas las modernas, lo son por haber
sido restauradas. Hay calles con apenas unos arbolitos, recién plantados. Otras
ostentan muchos, y añosos. Los canteros de la plaza, maltratados; los bancos de
madera, rotos; los juegos no, curiosamente. Sólo hay una avenida. Y calles
anchas, bien señalizadas, de tránsito rápido. Las cortadas, cercanas a la
iglesia. Sobre la avenida, las galerías principales. Dentro de la más vistosa,
la confitería bailable mejor montada. No hay cines ni hoteles para parejas,
pero sí el teatro de una cooperativa, con su edificio al lado de la comisaría.
Las instituciones bancarias, en esquinas, pero no las farmacias. La plazoleta,
con los puestos, escasos y alicaídos, de compra y venta de libros, embaldosada.
Al barrio lo atraviesan varias líneas de colectivos (y con ninguna se llega al microcentro).
Y en la húmeda y tétrica bodega de la discreta finca de dos plantas de
don Benito Manso, su único habitante permanente, podríamos hallar: tres pares
de borceguíes, siete camperas camufladas, dos pantalones de combate camuflados,
un mameluco completo camuflado, una boina con la leyenda “Comando”, un piloto
tipo militar, tres carpas de campaña, con estacas, partes de armas automáticas
(cañones, correderas, etcétera) de aparente fabricación casera, un par de guantes
del Ejército Argentino, una pistola marca Brownning número 11-67287 calibre 9
milímetros con grabado de Policía Federal Argentina, diecinueve cartuchos
calibre 12.70 milímetros, cuatrocientos dieciocho cartuchos de bala calibre 22,
una carabina calibre 22 marca Ruger número 124-03334, diez panes de trotyl de
procedencia estadounidense, cinco detonadores con conductores eléctricos de
procedencia extranjera, un casco blanco con inscripción “P. M.”, cuatro
pistoleras, un carnet de periodista a nombre de Carlo Scaracifiglio, dos tiras
de negativos fotográficos de película blanco y negro de 35 milímetros, una
granada de mano MK2 con tren de fuego, tarjetas personales a nombre del general
(RE) José Anuncio Céspedes Villar, con rótulos varios, embute trotyl, un carné
del Departamento Contra Subversión de la Presidencia de la Nación, un cartón de
Jefatura II con direcciones varias, doscientos metros de cordón detonante de
cincuenta grains de procedencia Fabricaciones Militares (el mismo equivalente a
3,5 kilogramos de alto explosivo denominado pentrita), una carabina marca
Winchester, calibre 22 a repetición sin cartuchos de bala, una pistola
ametralladora Sterling-SNG calibre 9 milímetros, cuatro cargadores, porta
cargadores y herramientas de la misma, un revólver 32 Smith Wesson NR 204.915,
tres esposas U.S.A. Smith Wesson, un auricular con disco, calzador para toma
telefónica, un sello “Presidencia Casa Militar”, una escopeta calibre 16
milímetros marca Eibar NR AM-82716 Sarrasqueta, una mira telescópica, distintos
elementos de correaje porta cargadores y aproximadamente entre unas veinte a
treinta prendas de uniformes militares de distinto uso.
Además, un escudo de Infantería de Marina, una calcomanía que dice
“Argentina-Presidencia”, una credencial metálica dorada con texto “U. S. Social
Security” NR 144-63-2461 a nombre de Antonio Velnis, un par de cachas de madera
para revólver, una brújula del Ejército Argentino, una boleta de renta con
anotación manuscrita que dice “embute armas lobito”, una caja vacía con
cartuchos 9 milímetros, un calibre para la medición de diamantes, una capota
militar de gala, un mini componente de audio, un equipo de audio con adaptador
y micrófono, un equipo transmisor de VHF-FM, una antena magnética portátil, una
fuente de alimentación, una antena látigo, cinco sables bayoneta, un Tahalí de
origen U.S.A., un Tahalí marrón, una culata para carabina, una bomba de
estruendo, once detonadores a mecha, un detonador eléctrico, una tarjeta
comercial en cuyo centro se encuentra el logotipo de una mano y a su alrededor
la inscripción “Manos Argentinas”, dos pelucas de hombre, un equipo de radio
llamadas, un cargador de F.A.L., una cantonera de goma, cinco cartuchos calibre
357 de supervivencia, cuarenta vainas servidas calibre 357, un motor cohete de
70 milímetros, cinco jeringas y dos ampollas de clorato de apomorfina.
Pero, en esta surtidísima bodega de don Benito Manso, no encontraríamos
por más que buscáramos y rebuscáramos, ni una sola botella, ni una sola, de un
buen vinito de mesa.
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