Estoy dentro del Taxi que he tomado en el Aeropuerto de Madrid-Barajas,
acabo de llegar de Roma, y después de tres meses sin ver a la familia, en lugar
de ir a casa me voy al Cuartel General de la Armada, concretamente a su archivo
histórico, tengo en mis manos un fax que es un auténtico salvoconducto que
consiguió del Ministro de Defensa en persona, el director de informativos del
canal de televisión privada del cual soy corresponsal en Italia. Con este papel
los Militares tienen que darme acceso a toda la documentación que posean del
“Resurrección”, y yo con un poco de suerte tendré el reportaje de investigación
de mi vida.
Todo empezó hace un mes, cuando un antiguo compañero de
la Facultad que es un historiador naval entusiasta me llamo:
-Rodrigo, tu como
corresponsal en Roma supongo que tendrás tus contactos en el Vaticano, ¿no?,
llevas ahí ya cinco años.
-Si conozco a algunas
personas, ¿te han excomulgado, te pillaron robando el cepillo de la iglesia, o
algo así?. Por que tu solo llamas cuando la has liado pero bien.
-No hombre, mira
descubrí un pecio, ósea un barco hundido hasta ahora desconocido a unas treinta
millas del Puerto de Cádiz. Hasta ahí
todo normal barcos hundidos sin descubrir en las costas Españolas hay un
montón, baje hasta el con un buceador profesional que hace soldaduras
subacuáticas en los Astilleros de la ciudad. Yo no llegue ni a acercarme, pensé
que me estallaba la cabeza esta bastante profundo, pero el buzo llego hasta el, por su configuración es un Galeón de finales
del siglo XVI o algo así, e incluso pudo ver y fotografiar el nombre grabado en
el casco del buque. Se llama “Resurrección”.
-Vale muy emotivo….¿y?.
-No seas borde, al día
siguiente fui a Sevilla, al Archivo General de Indias, a consultar los
registros de las flotas mercantes que venían de las Américas, ya sabes que es
un trabajo de chinos, pero encontré una referencia, el Galeón “Resurrección”,
hundido frente a la bahía de Cádiz el 16 de Diciembre del 1640.
-¿No decías que era un
pecio desconocido?
-Espera que viene lo
interesante, no, por lo visto no fue un naufragio desconocido, era un Galeón de
la Armada que fue hundido en combate por …..la Armada.
- ¿Qué?, un barco
Español hundido por Españoles.
- Si, y se carecían de
referencias históricas, por que todo lo
relacionado con el “Resurrección”, fue declarado secreto por la Inquisición.
Las Cartas Náuticas, y
todo lo demás, testimonios de testigos, todo, se lo llevo el Santo Oficio. En
el archivo de Indias solo aparece lo que te he dicho.
-La verdad es que es
muy curioso, supongo que querrás que hable con algún responsable del Vaticano, para darte acceso a esos
documentos.
-Ya me conoces, ¿podrás
hacerlo?.
-Si dame unos días, ya
sabes lo que dicen de las cosas de Palacio.
Pero no, no lo
conseguí, primero hable con el portavoz del Vaticano, luego con el Director de
Arqueología del Vaticano, tampoco, decían que todo lo relacionado con las
viejas causas del Santo Oficio esta en los Archivos Secretos, y que los Archivos
Secretos, eran secretos.
Solicite una Audiencia
al todopoderoso Cardenal Tarcolini, que cuando tuvo noticias sobre el motivo de
la solicitud de entrevista ni siquiera me recibió.
Ya estaba mas que harto,
¿qué podía haber pasado en aquel barco?, ¿por que ese oscurantismo?, lo que
empezó como un favor a un viejo amigo, evoluciono a un autentico y fascinante
documental de investigación, en el que puse toda la carne en el asador. Tras
llamar mi Director de Informativos (los de mayor audiencia de la televisión
privada, no somos moco de pavo) personalmente al Cardenal Tarcolini, y al
Embajador de España ante la Santa Sede, siguió sin recibirme nadie, pero me
pasaron un recado.
Existe una segunda
copia del Expediente del “Resurrección”, en los Archivos del Cuartel General de
la Armada, en Madrid, también me decían que el Vaticano nunca sentaría el mal
precedente de abrirme un archivo secreto,,,,pero que si los Militares Españoles
lo hacían, era cosa de ellos.
Ya hemos llegado, al
bajarme del Taxi me identifico ante un Soldado que hacia guardia en la entrada
principal del edificio, el mismo consulta algo por un telefonillo y dice que me están esperando , y que ahora
bajara alguien a recogerme
-Buenas ¿el señor
Balaguer?.
-Si, soy yo.
-Soy Sonia León, la
Directora Técnica del Archivo General de la Marina “Álvaro de Bazán” , sígame
por favor, le conduciré hasta los documentos que desea consultar, lo sacamos
del Archivo ayer, para que usted hoy lo pueda ver.
Esperaba un adusto
oficial de poblado bigote, y con las bocamangas de su uniforme llenas de
entorchados y estrellas. Me ha descuadrado un poco encontrarme una historiadora
civil, de cómo mucho cuarenta años, y mas aspecto de entusiasta “Friki” de los
juegos de rol que otra cosa, de mirada tímida parapetada detrás de unas enormes
gafas.
Mi guía me conduce por unos pasillos que
parecen diseñados para intimidar a los visitantes, techos altísimos de maderas nobles, las
paredes desde que cruzamos el umbral están cubiertas por filas inacabables de
cuadros de batallas, que ocasionalmente se intercalan con retratos de
Almirantes vencedores y descubridores de nuevas tierras.
-Ya hemos llegado.
Hemos entrado en un
despacho, cuya decoración no varia en nada de la ya descrita.
-Señor, yo me vuelvo a
mi despacho, si necesita algo llámeme.
-Gracias Sonia.
Esas palabras, las ha
pronunciado un Militar de brillante uniforme azul marino, que tras su
escritorio observa detenidamente unos legajos de papel dándome la espalda.
-Buenos días, soy
Rodrigo Balaguer y….
-Se quien es usted,
aquí tengo los archivos que desea ver, y que va a ver, pero antes tiene que
quedar muy clara una cosa, usted no va a difundir jamás el contenido de estos
documento.
-Ese no es el trato.
-Si señor Balaguer, si
lo es, tengo aquí la orden por escrito del Ministro, y la cumpliremos, le
facilitamos el acceso a los mismos, pero no su difusión. Si usted quiere leer
el Diario de a Bordo del “Resurrección”, antes tiene que firmar una cláusula de
confidencialidad, mediante la cual su medio de comunicación, se compromete a
indemnizar con 300.000 Euros a La Armada en caso de divulgar, o utilizar para
cualquier narración, el menor dato
extraído de estos legajos.
No limitamos su
libertad de información, simplemente si ustedes quieren utilizar estos papeles,
háganse a la idea que tienen que comprarlos, ahora bien, la otra posibilidad,
que yo creo es la mas deseable para todos. Es que usted satisfaga su curiosidad
aquí y ahora, después usted y yo nos despidamos, y en esto concluya todo este
desagradable asunto.
Vaya, estos cabrones lo
han atado todo bastante bien, bueno, si después de todo esto no es mas que otra
de esas supercherías históricas, como la realización de las pirámides por
Aliens, o las leyendas sobre posibles dinastías de descendientes de Jesús de
Nazaret, en ese caso, yo me marcho y punto, ahora si es un bombazo, como creo
que es, a lo mejor el Canal invierte 300.000 Euros, al fin y al cabo la vida es
un inmenso tablero de juegos, apostamos y unas veces ganamos y otras no.
Bien señor Balaguer,
una vez que ha firmado la cláusula de confidencialidad voy a explicarle la
distribución del legajo que va a leer, ni fotografiar, ni copiar, en esta sala
y en mi presencia, solo puede tomar notas manuscritas, que no pueden exceder
del folio, por las dos caras, obviamente.
Como decía, el
expediente consta de tres partes, el
Diario de a Bordo del Navío “Resurrección”, puesto a salvo junto con dos
supervivientes del naufragio, el Diario de a Bordo de el Navío “San Juan de
Nepomuceno” correspondiente al 16 de Diciembre del año1640, fecha como ya sabe
del naufragio, y el digamos “dossier” elaborado por la inquisición. Que a su
vez se estructura, en las investigaciones que se practicaron y las actas de las
ejecuciones que se realizaron.
-¿Ejecuciones?.
Si el Santo Oficio, junto
con la Justicia Militar del momento, dadas las muy peculiares circunstancias de
los hechos, decidieron dar muerte a las cinco personas que tuvieron contacto
físico con los dos supervivientes del “Resurrección”, y como lo diría…… dar
muerte definitiva, a dichos supervivientes.
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