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martes, 29 de julio de 2014

LA VIAJERA©, por Víctor González Treviño, de Reynosa, Tamaulipas, México


Fue un verano como cualquier otro. Un horno de 40 grados, Estaba sentado en la central de trenes, en esa época, aún era de pasajeros que iban y venían desaforados unos contra otros. Sudados. Azorados si por vez primera llegaban a la ciudad. Entre la muchedumbre, vi el rostro más hermoso que contrastaba con el gris de las instalaciones ferroviarias. Era una joven de aspecto alegre. Descendió del vagón con los brazos abiertos como si quisiera volar y aterrizaron sus ojos en mí. Avanzó con una seguridad que yo no tenía. –Sàbes vos, ¿dónde puede una comer acá?- su acento extranjero se mi hizo más sensual que ella misma. Vestía algo extraño. Un tipo de moda que tardaría muchos años en llegar al pueblo. Muy esporádicamente algún joven se atrevía vestir los pantalones acampanados, Ella vestía un pantalón viejo, rasgado, deslavado, muy, muy ajustado y una blusa de apariencia fresca como su sonrisa. Con timidez le indique la fonda de la central y me atreví a sugerir. –Si pides el caldo, recordarás siempre esté lugar-. Me observó con una curiosidad que me incómodo y de pronto tomó mi mano. –Anda acompáñame con un café-. En la proximidad su rostro era más hermoso y jovial, accedí sólo para seguir contemplando su belleza como cuando contemplas una obra de arte.

Durante la comida habló de muchas cosas que no comprendí, la escuchaba y yo sonreía; ella hablaba, sonreía, comía, bebía y hablaba con su acento extraño. El tren silbó anunciando la salida. La acompañe hasta el vagón y en el pie de las escalinatas me preguntó mi nombre. –Disculpa, no me dijiste tu nombre-. –Pedro-. -¿Y tú?, Tampoco me lo dijiste-.
-Soy Karen- me contestó y los dos nos sumergimos en un silencio en el cuál deducimos que nuestros nombres no importaban tanto como el hecho de conocernos. Tres silbidos más pusieron en marcha la locomotora. Una nube brotó de los andenes y entre esa bruma grito: ¡búscame en Facebook!

No entendí en ese momento que me decía. ¿Qué la buscará en dónde? Siempre me pregunté. Hoy a cuarenta y cinco años de distancia la volví a ver como la muchacha de rostro hermoso y jovial. Le mande mi solicitud de amistad…. Espero y se acuerde de mí.

1 comentario:

  1. La ropa tan adelantada a la epoca y el pedido de ser buscada en Facebook sugieren que era una viajera del tiempo.
    Una hermosa viajera del tiempo.
    Seguramente, se acuerda del protagonista. Para ella, tal vez fueron unos minutos de diferencia con 45 años atras.

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