Elizabeth, Yeni, Norayana, Niomy,
Vicky y Pepa llevaban trabajando desde casi niñas en aquel burdel apestoso de
Nuevo México. Todas provenían de países distintos y arrastraban historias de
dolor y pérdida, unas vidas, en suma, que las arrojaron a aquel lugar triste.
Todo esto Morris, el
untoso propietario, no lo sabía, como tampoco le importaba que ellas acumulasen
sufrimiento y desesperanza. Un día Yeni se suicidó colgándose del limonero, que
daba sus frutos en el pequeño huerto que había en la parte trasera del
prostíbulo. Para Morris, algo enojado con el asunto, no se trató más que de un
coño perdido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario