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jueves, 26 de junio de 2014

MARADONA, REY DE REYES ©, por Carlos Alejandro Nahas, de Buenos Aires, Argentina


El jugador

Maradona, Diego Armando. Nacionalidad: Argentina. Estado civil: Múltiple. Oficio: Creador de ilusiones, mago del balón, místico de la pelota, destructor de reyes. Estado actual: Impunidad absoluta. Estado eterno: aliado de los dioses.
            Maradona fue uno de los pocos momentos de mi vida en los que lloré. Sí, lloré. Lloré cuando nacieron mis hijos. Lloré por la muerte de mis seres queridos. Lloré de emoción muy pocas veces en mi vida. Maradona es eso: Un momento, varios si se quiere en mi vida. Es un momento. Como jugador de fútbol que fue no admite comparación alguna con jugador existente sobre la faz de la tierra. Surgió de un club humilde, de barrio. Se vendió a sí mismo en un intento de ser del equipo de su alma y así armó un pase de la nada, con cinco guitas, nada menos que a Boca Juniors. Cuando estuvo con los poderosos – como en el Barcelona - lo quebraron. Cuando estuvo con los pobres y desharrapados, triunfó como pocos. El Nápoli lo vio brillar en su máximo esplendor. Con la albiceleste hizo maravillas, reconquistó las Malvinas con una mano y siete jugadores despatarrados. En Italia se dio el lujo de eliminar al dueño de casa, puteándolos en su cara, infiltrado y en una pierna. Se dio el gustazo enorme de darle un pase al Cani para dejar huérfanos de ilusiones a millones de brasileros con tremendo orgullo y nada de potrero. Le robaron la final con la Alemania arrogante que no perdona y de la mano de un árbitro venal. En Estados Unidos lo fueron a buscar entre perdones y olvidos. Lo catapultaron al merchandising y del mismo modo lo cercenaron, en la convicción que no era negocio para nadie once superhéroes en una tierra de mediocres.
            Maradona jugador fue lo más maravilloso que vi sobre una cancha. Sobre el final de su carrera lo admiramos con la boca abierta de gol, junto a mi padre en su despedida en Boca, detrás de un arco convirtiendo un gol de penal, un poema hecho número cinco, un zurdazo de magia indeleble en nuestras retinas, entre abrazos y llantos de emoción. Maradona jugador no se discute. Fue, es y será la máxima expresión de un potrero de Fiorito, que como un cometa alado llega a lo más alto en el cosmos del futbol mundial. Maradona, como jugador, es la Argentina poniendo un pie en la Luna, es la Patria Potencia, es el opulento sueño en el que nos forjaron nuestros mayores desde la tierna infancia, es el tren bala, es el gaucho poniendo de rodillas al “cowboy”, es estar tirado en la noche de la playa mirando las estrellas, es manejar un Mercedes Benz con la patrona y los chicos a 300 por hora rumbo a Mar del Plata, es tener al Empire State Center en la Nueve de Julio, es invadir Chile y luego retirarse con un pedido de perdón de parte de ellos, es que te devuelvan las Malvinas, que te perdonen la deuda externa, que todos comamos hasta hartarnos, es que el mundo se rinda ante nuestros pies. Eso es Maradona jugador.

La persona

Maradona persona es cuestionable. Maradona discute, se pelea, ningunea y tiene hijos por doquier. Se abraza con Fidel Castro, almuerza con Chávez y cena con Madonna. Esnifa cocaína hasta llegar a terapia intensiva y luego sale de ella con los brazos en alto.
            Maradona persona es un pibe de villa miseria, con millones de dólares en el bolsillo, millones de nuevos aduladores, de nuevas novias, de nuevos hijos, de nuevos impuestos. Es un Dios poco preparado, sin secundaria, sin escuela. No es Valdano, no es Marangoni, no es Quique Wolff. Es simple, lisa y llanamente Maradona. Te levantas una mañana y no paras de putearlo por haberse abrazado con Cristina, con Macri o con el Demonio. Te acostás saltando sobre la almohada porque le cantó las cuarenta a los poderosos del planeta. Porque acusó de coimero a Blatter y compañía, porque mandó al carajo a Bush, porque se le plantó al imperio con la sola impunidad de un micrófono. Maradona persona es jodido y también es pobre. Se le perdona todo y no se le perdona nada. Maradona persona somos nosotros, los 40 millones de argentinos con mucha guita y sin estudios. Maradona persona es difícil de bancar. Hay días que tengo ganas de mandarlo al carajo.

El mito

            Maradona mito es eso, pero vivo. Tuvo la desgracia de no morir de sobredosis. La cagada de no morir de un paro del bobo en la cancha, jugando al juego que mejor sabe y que más le gusta. Pero Maradona mito dice “la pelota no se mancha” y la popu se viene abajo. Maradona mito dice “me cortaron las piernas” y millones en el planeta replican sus frases mágicas. Maradona mito dice “se le escapó la tortuga” y millones más ríen con sus ocurrencias. Maradona mito morirá algún día. Pero nadie se dará cuenta y el televisor, seguirá repitiendo hasta el hartazgo a los siete ingleses desparramados por el césped mientras él iba pergeñando la venganza más fabulosa de todos los tiempos. Maradona mito dejará miles de hijos y miles de mujeres, mientras los plasmas nos devolverán su imagen diciéndole a los tanos con la boca bien abierta “hijos de puta”. Maradona mito es eterno, como la magia que nos dio con la pelota durante tantos lustros. Cuando se lean estas palabras escritas al azar, con bronca y con orgullo, tal vez seamos campeones mundiales de la mano de Messi, o nos volveremos en octavos por culpa del turro de Messi. Que se entienda bien, pobre Messi. Esto no pretende comparar nada. Messi es, fue y será una rata de laboratorio, un jugador maravilloso salido de las más brillantes probetas de Cataluña. Probablemente luego de este mundial sea tildado como el mejor jugador del mundo y de todos los tiempos. Lástima, porque tiene menos calle que Florida, menos potrero que Manhattan, menos barrio que Seattle. Y sépanlo señores, Maradona jugador, Maradona persona y Maradona mito habrá uno sólo. Los demás…. en fin, son sólo remedos de personas, son brillantes propagandas, son excelentes publicidades. Maradona, que yo sepa, habrá uno sólo, con sus brillos y oscuridades, porque forma parte de la esencia de los argentinos mismos. Ah! Si ahora lo echan de la cancha por mufa, por favor, échenlo en el 86, en el 90, cuando brillaba y nadie se preguntaba si era o no mufa. Agarren la máquina del tiempo y bórrenlo de esos hechos, a ver si el Negro Enrique se mandaba el gol de “la mano de Dios”….
            Le guste a quien le guste, le caiga bien o mal a quien le caiga. Gracias Dios por Maradona…. Gracias por hacerlo nacer en esta bendita Patria…. Messi? Saldrán miles como él, pero no de Fiorito, no de la Villa, no del potrero…. Ahí van los padres desgañitándose para que sus hijos los salven de la miseria, mientras Maradona, desde una nube los mirará con su sonrisa ladeada y socarrona, al lado de Carlitos Gardel y de Evita, en una santísima trinidad laica y orgullosamente argentina. Amén.

2 comentarios:

  1. Está muy bueno, ¿Sabés que para querer así a Maradona hay que ser tan reventado como el? Yo lo adoro.
    Mamita

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  2. Gracias Vieja.... a veces hay que poner lo que se debe poner, y màs en un dìa como hoy, donde Messi es poco menos que dios.... en fin, con minùsculas

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