Dedicado a mi princesa, María Agustina
Salí de la sala cual torbellino
Todos asistieron pasmados
A la belleza de tu pequeñez
Con premura y sin tino
Me conminaron a volver
Abuelos, tíos, primos
Amigos, conocidos
Deslumbrados asistieron tus primeros pasos
Tus mohines de princesa, tus rosas y tus rasos
Ayer nomás te ibas a Tandil
Séptimo grado al fin
Cotillones y vestidos
Y rastros de niñez
Otro día me acordé
Bajabas de esa escalera y yo lloraba
Bailábamos el vals, entre copas de champán
Y tu madurez
Viajaste hacia las nieves
Y yo velaba tus días y noches
Teléfono a mi lado
Angustia en mi interior
Hoy lecciones de vida recibo a cada paso
Ya no es sino diálogo y del bueno
Ya no eres niña más, mujer
Sin embargo, allá lejos, sin quererlo
Todavía estás naciendo en el Italiano
Todavía estás cabalgando sobre mis hombros en Roma,
Todavía estás gateando entre muñecas
Todavía me estás necesitando.
Y así será hasta que la vida me quite su aliento vital
Así será…. Hija del alma, mi primer remanso
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