No son extraterrestres, no son milicias, no son bandadas de insectos, no son bacterias mortíferas... Son invasores, prontos para atacar sin ser vistos y acaparando todo sitio conocido y transitable.
En ningún lado estamos a salvo, el riesgo crece, la libertad se restringe, la tranquilidad no existe, el peligro es inminente.
¿Cómo seguir con la vida a pesar de ellos, salir a trabajar, hacer las compras, pagar las cuentas, subir a un ómnibus, bajar de un taxi, andar por la vereda, cruzar la calle...?
Son invasores, crecen y se multiplican, nada los detiene, son impunes. Nos quitan espacio vital, nada los aplaca, nada les basta, avanzan, se acercan, nos rodean. Como un alud de barro espeso nos ganan terreno.
Están afuera, no podemos traspasar las rejas, sería imprudente cuidar el jardín o barrer la vereda. En nuestro refugio interno subsistimos, detrás de puertas y ventanas que no podemos abrir. Se adueñan de todo. Ya nada es nuestro.
Ya no andamos afuera, entran a buscarnos. Retrocedemos, como en "La casa tomada" de Julio Cortázar pero hacia adentro, hasta la última pared.
Desabastecidos, nos gana el hambre. Los invasores, incontenible horda de infrahumanos, nos vencen. Sucumbimos.
Buenísimo! Hacia esa relidad vamos, camino a sucumbir. Aplausos! Jory
ResponderEliminar