El silencio desciende hacia los llanos,
cuando el corazón se anuncia.
¡Lumbreras del andar tráeme lo nuevo!
La calma del hogar será mi lucha,
asoman espadas caídas.
Cosechas del rocío
deslizado entre rosas
llevan el perfume y envuelven promesas.
Bebamos el néctar
mientras los deseos viajan en oleajes del alma,
callan lo absurdo.
¡Vengan también los senderos despiertos!
Los grillos han ido a buscar la noche,
abrazan el vuelo donde mi jardín espera.
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