También informamos al Excelentísimo
Triunvirato que desde nuestra misma llegada y aún antes de descender de la nave
los seres que habitan este planeta nos sorprendieron por algunas de sus
conductas. después de analizar cuidadosamente los datos meteorológicos,
orográficos y socioculturales decidimos realizar la primera exploración en un
territorio que presentaba grandes ventajas comparativas, ubicado en el cono sur
de un continente que ellos denominan América. Nos extrañó encontrar a una
amplia mayoría de la población lejos de sus lugares de trabajo o estudio,
aglomerados en una esquina de una zona a la que llaman Boedo.
Los integrantes
de aquella multitud parecían participar de alguna clase de rito o celebración
munida de banderas y piezas de vestimenta que les cubrían el torso, la cabeza y
las extremidades. En todos los casos habían decidido uniformarse en dos tonos
primarios: azul y rojo y entonaban cánticos de victoria. Nuestro nulo
conocimiento de la lengua de esta nación nos impidieron entender si la atmósfera
de júbilo estaba relacionada con un triunfo bélico o un logro científico. el
comandante ha creído entender que el tal “Ciclón” que mencionaban repetidamente
podría ser el ejército que doblegó al enemigo, pero ninguno de nosotros se
atreve a confirmar ese razonamiento. El único indicio de que podría ser
correcto es que en dicha ceremonia los presentes nombraban a un tal “Huracán” y
sus rostros se llenaban de enojo como si se tratase del aguerrido oponente.
En los días
sucesivos decidimos profundizar el análisis de las conductas sociales de este
pueblo a fin de entender si eran la causa de su excepcionalidad. Según los
registros de nuestros científicos esta tierra ubicada en los confines del
planeta dio origen a una reina, a un líder religioso que ellos llaman Papa, a
un escritor ciego cuya obra se estudia en todo el mundo y a varios hombres que
parecen convertirse en semidioses por su destreza física.
En este último
sentido, nos complace informar a Vuestras Excelencias que hemos podido estudiar
a fondo el ritual en el que participaban estos atletas que genera en la
multitud un éxtasis semejante al que producen las sustancias alucinógenas. Los
habitantes del planeta y en particular los de este territorio parecen tener
algunos sitios sagrados construidos al aire libre donde se unen para participar
de una ceremonia en la que los sacerdotes son estos atletas que superan la
veintena y se dividen en dos grupos diferenciados apenas por el color de sus
casacas.
Las ceremonias suelen realizarse
simultáneamente en diversos lugares pero en cada uno de ellos los sacerdotes
exhiben solamente dos vestimentas distintas. Lo curioso es que quienes asisten
al ritual portan vestimentas que repiten los tonos de la ropa sacerdotal y que
quienes usan la misma casaca suelen repetir los mismos cantos o generar
movimientos ondulantes de uno a otro lado de las gradas desde donde presencian
la ceremonia.
Después de la
comunicación holográfica que mantuvimos con Vuestras Mercedes, decidimos enviar
a uno de los nuestros para participar en
uno de estos rituales. Seleccionamos al cadete mejor calificado de la
escuela aeroespacial del reino y lo ayudamos a adquirir apariencia semejante a
la de estos seres. Decidimos que como se trataba del grupo que más habíamos
estudiado convenía que precenciase una ceremonia de aquellos sacerdotes a los
que la multitud vivaba en el momento de nuestra llegada al grito de “Ciclón”.
Sin embargo, le advertimos que no tuviese contactos con ninguno de los
alimentos que los asistentes comparten durante el ritual, a las que denomina
con los sonoros nombres de “choripán” y “cocacola”, ya que nuestro escaner a
distancia detectó que contenían sustancias absolutamente perjudiciales para la
especie. De lo que suceda será informado en Triunvirato cuando el rito haya
finalizado.
Retomo el relato
para confesar el absoluto fracaso de la misión. Felizmente no tenemos que
lamentar la desaparición del cadete, pero ha regresado con significativos
cambios de conducta a pesar de que
respetó la instrucción de no consumir las
sustancias nocivas. El joven enviado retornó con la cabeza cubierta por
un casco con los colores de los partidarios de Ciclón. Presentó el pulso
acelerado, la voz quebrada y los ojos desorbitados y no deja de gritar una de
las palabras que aprendió en la ceremonia: “Gol”. Trajo entre sus ropas una
imagen impresa en alguna clase de antiguo papiro que mostraba a uno de los
sacerdotes que participó en el encuentro. Un ser cuyo aspecto es completamente opuesto al de un atleta al que sus compañeros llamaban alternativamente: “Gordo” u
“Ortigoza”.
Informo a ustedes que a pesar de que el médico a
bordo ha examinado cuidadosamente al cadete no ha encontrado ningún mal físico
identificable, sino una multiplicidad de cambios de conducta atribuibles a la imitación. Sin embargo, recomendamos una
sanción disciplinaria para este joven que no deja de gritar “Gol” dentro de la
nave. Asimismo retransmitimos a ustedes su solicitud formal de cambiar su
nombre por el de “Cuervo”. Y la decisión irrevocable de la tripulación de hacer
tierra para participar del próximo ritual, para el cual ya nos hemos provisto
de casacas y banderas rojas y azules. De
lo que aconteciere de aquí en adelante informaremos a Ustedes.
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