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miércoles, 12 de junio de 2013

LOS CAPRICHOS DE LA SED, por Santiago Bao de Villa Gessell, Argentina


Permanezco
patinando en el limbo,
en la noche,
a pesar del decreto papal
persisto en deslizarme
en el limbo,
sometido a las sombras
en la insistente confianza

de los milenios

y duermo en el trayecto
como en la demora
de la muerte;
claudico cada vez
en un enigma sin testigos,
en una sed caprichosa
y sin urgencias
con el código incauto
de los antepasados,
las breves inquietudes
de un despertar incierto;
celda del insomne
que zurce los refugios
del asilo de la nada.

ESQUINAS

Esta es la esquina
de los adioses exhaustos
latitud de lo éxodos
el empeño de los huesos
en quedarse.
Se impone una neblina
antigua, una semilla
que esparce despedidas
los veranos, las esperas,
las mudanzas por ahora
o para siempre, las amarras
de paredes manoseadas
el placer de paraderos
que ya nadie reclama
territorio donde las palabras
se disipan en la sed
que despiertan las distancias.

AL BORDE

En terapia intensiva
la vida y la muerte
se pasean con aparente
neutralidad
como dos señoras
que están en el mercado
de los frutos maduros.
La muerte ya había elegido:
la joven de veinte años
rubia y bella
como la trágica fotografía
de su viaje hacia la nada.
Y la vida. La vida
se alejaba sin mirar
para atrás, sumisa,
absurdamente empedernida
en su ciclo de derrotas.

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