Quisiera ser tu musa para sumergirme en tu abismo,
Cortar la distancia, subirme al viento,
Bajarme de una nube en gotas de lluvia
Para bañar tu rostro de otoño.
Quisiera ser la que te enciende
De palabras la boca y de locuras el corazón.
La que ilumina tu cuerpo con los pinceles
De la palabra que se reserva.
Clavarte los colmillos inyectados del veneno de mi silencio.
De bronce me he convertido en plata
Para inventar un nuevo color
Para pintar las horas de tus recuerdos.
Deambulas entre el bien y el mal
Para tomar el lucero de la mañana
Y dibujar mi silueta con el filo de la estrella.
Quisiera ser tu Lilith y tu Eva y todas tus mujeres,
Convertirme en acuarela para que me pintes
En el lienzo de tu mente y no me borre el olvido.
Dios también te castiga con su silencio
Y se hace mas honda la herida de tu conciencia.
Nos hundimos con besos en la bahía de mis sábanas,
Y la luz entra por la ventana y nos trae la tragedia
De los borrachos que le cantan al amor.
El olor del árbol de la vida nos embriaga
Y nos sube un gusto a flores de la boca al corazón.
Déjame curar tu dolor y detener el tiempo
En el momento que te beba con mis ojos,
Como los marineros al ajenjo.
Súbete a mi barca marinero para navegar juntos
La locura de los versos que mueren en la orilla de mi boca.
Bebe de mi océano mientras voy hacia ti
Montada en hipocampos azules y blancos como mis sueños.
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