Vayamos
todos juntos hasta el sitio anhelado
¡Aquel
viejo camino que la pena roía!
¡Esa
tierra reseca por la desarmonía
donde
el Hijo marchaba, paso a paso, agobiado!
Y al
llegar ¿Lo recuerdas? la madera engreída
con despojadas líneas, sin pena ni pecado,
alzóse desafiante,
bajo el cielo nublado,
¡Certezas
del suplicio, que Jesús advertía!
¿Él
mencionó a las vetas el misterio del
cielo?
¿O
fue tal vez su sangre, la que empapó las grietas?
¿Nutrió
el sudor divino la cruel indiferencia?
¿Dónde
estará Tu cruz, que llama a mi desvelo?
¿Vivirá en cada uno? ¿O con ella nos retas
a
nuestros corazones , a la humana
conciencia?
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