-Escuchaste,
viejo?-
-Qué
mujer, ya deja dormir.
-No en
serio, desde hace ratito escucho voces a lo lejos-
-Pues
yo no oigo nada, te tomates la medicina-
- Si,
viejito, mucho antes de que tú llegaras, después de que la comadre estuvo aquí.
-De
seguro está soñando despierta, mujer-
- No,
pos si nomás cené un atolito y un tamal que traiba la comadre.
-Y eso
que?
-Que
no has escuchado que cuándo uno come pesado, tiene pesadillas, y pos yo cené
ligerito-
-La
pesada eres tú mujer, que no dejas dormir.
-Pos,
ansina estaba yo con el ojo pelón esperando que llegarás.
-Oites!!!
Ahora son pasos, hay viejo párate a ver que es…ay,ay,ay.
-Ya
mujer no es nadie, mira que el chucho no ha ladrado-
-Hijole,
es cierto, pero a lo mejor lo amansaron con un filete, ya ves que así operan
los cacos, y pos nosotros de donde le damos ese manjar, puritito frijol con
arroz come el perro.
-Pos
de perdido tiene que tragar y si no se va husmear por ahí.
-
Jodido uno mujer, que se tiene que aguantar con puro café cuando no hay
centavos.
-Ya te
dije que me dejes trabajar, mira que la comadrita ganan sus buenos centavitos
con eso del Avon.
-No
instas con eso mujer, ya te dije que no, la comadre ganará sus centavos, pero
trai al compadre todo mal planchado y mal alimentado por andar en esos
argüendes.
-Ándale,
viejo que te cuesta.
-Que
no, caranchos, y ya duérmete que la nochi está cerrada.
Petra intentó cerrar los ojos para dormir. A lo lejos escucho un murmullo
que sentía crecer en sus oídos. La gotera del retrete invadía la habitación
haciendo más difícil conciliar el sueño. Observó su cuarto, que por alguna
extraña razón, lo encontró más reducido entre las penumbras
- Viejo,
viejo, viejo!!!
-Ora
qué mujer-
- No
escuchas?, son voces, aquí afuera, están golpeando, quieren entrar!
Nicolás se paró aún tambaleante por el alcohol que bebió junto a su
compadre en la cantina. Muy apenas podía ver por la oscuridad mezclada con el
humo del bracero que dejó encendido. Ahora si escuchó un rumor lejano que no
entendía.
-Quién
anda ahí.
-Sea
quien sea, déjenos dormir, traigo mi machete.
Cómo respuesta la puerta se abrió furiosa, estallando en trozos de madera
y una intensa luz amarilla cubrió su rostro que lo hizo caer a lado de su
mujer.
Los intrusos rodearon ambos cuerpos, uno de ellos, habló por un radio de
banda corta.
-Adelante,
jefe, ya encontramos los cadáveres, son dos ancianos que aspiraron monóxido de
carbono, cambio y fuera.
-Entendido,
proceda a llevarlos a la morgue, cambio y fuera.
-Viejo.
Viejo, cómo que ya se vino el frío, prende un leño.
-Ay, mujer
nunca dejates dormir.
¡Muy bueno,Víctor!
ResponderEliminarSi señor muy bueno.
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