Portada:
Monumento 11-M (cortesía José Luís Ayuso)
RABAT 2009
A
MI ESPOSA, JANNAT Y A MIS HIJAS, INÉS, JIHANE RIME Y A TODOS NUESTROS HIJOS
QUE, POR HABER COMPRENDIDO ERRONEAMENTE LOS PRECEPTOS DEL ISLAM, PUEDEN SER
CUALQUIER DÍA OBJETO DE UN DESAHUCIO DE LA DECENCIA Y AL PROFESOR BOUJEMAA
AL ABKARI MI ORILLA TRAS UN NAUFRAGIO VOLUNTARIO…
«…LO
QUE IMPORTA, NO ES EL MUNDO QUE DEJAREMOS A NUESTROS HIJOS, SINO LOS NIÑOS QUE
DEJAREMOS A ESTE MUNDO… »
SAR
LA PRINCESA LALA
MARIEM
marzo
1999
El
Islam es una actitud ante la vida que en su escala de valores tiene plenamente
incorporado el ideal de la paz
Centro
Islámico de la Republica Argentina
EN
MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS DEL 11-M Y DE TODAS LAS INTOLERANCIAS
AGRADECIMIENTO A ARAB GULF AGENCY FOR MEDIA AND COMMUNICATION
N° DU DÉPÔT LÉGAL…..2009…MO…23
ISBN 978…9981-0-2636
Los “artefactos” del periodista
(PRÓLOGO)
Said Jedidi no es un desconocido en el ámbito
cultural y audiovisual marroquí, ante todo es un eminente periodista; como
novelista ha publicado hasta el momento cuatro novelas, 11-M: Madrid 142 es
la quinta en su trayectoria novelesca.
Esta obra se mueve en el territorio movedizo de la memoria intentando
reconstruir la trágica y desgraciada historia de una familia tetuaní, con la
mirada del que se siente fuertemente inspirado por las ramificaciones del
terrorismo internacional y sus consecuencias en la zona mediterránea y,
precisamente, en Marruecos y España. Ambos países sufrieron un incremento de
violencia que dejó unas profundas secuelas en distintos niveles.
En efecto, Marruecos conoció a finales del siglo
XX y principios del XXI, por lo menos, dos momentos claves, uno nacional y otro
internacional con repercusiones nacionales,
que influyeron decisivamente en la evolución sociopolítica y cultural de nuestro país: la
muerte de Hassan II y la subida al trono de Mohamed VI significaron una
apertura política relativa que se vio concretamente en el ámbito de las
libertades, sobre todo la libertad de
expresión tanto periodística como artística. Una de las consecuencias
inmediatas de esta nueva situación es el
«boom» que conoció la novela y, en
particular, la novela de tema carcelario y testimonial, en su gran mayoría,
escrita por novelistas y narradores que habían vivido la experiencia en su
propia carne en las distintas cárceles de los «años de plomo» o en el exilio.
Luego, vinieron los atentados de Al Qaeda perpetrados en los Estados Unidos el
11 de septiembre de 2001, atentados que tuvieron grandes repercusiones
internacionales (división del Mundo en dos bandos: los aliados de los Estados
Unidos y los “otros” -los “estados terroristas” y, de modo general, los
«antiestadounidenses»). Así, la llamada «guerra al terrorismo», bendita y legalizada por el Occidente y las Naciones
Unidas, fortaleció la posición de los «águilas» -del petróleo-
de la Casa Blanca
y les permitió cometer múltiples abusos
y crímenes contra la
Humanidad en sus «guerras
santas» que conocemos todos (Guerra de Afganistán (2001), Guerra del Irak
(2003) y siguen vigentes otras amenazas de guerras contra Irán y Siria).
En esta novela de Said Jedidi, el lector
encontrará distintas alusiones a muchos sucesos internacionales de gran
importancia, porque aunque estando muy lejanos de las regiones de conflicto, su
impacto se hizo sentir fuertemente también en nuestra zona mediterránea.
Consecuentemente, la influencia política y cultural de los sucesos del 11-S se
dejó sentir en muchos países del mundo árabe y Marruecos, como país musulmán
liberal, en pleno proceso democrático, moderado y tolerante, constituye uno de
los objetivos del proyecto terrorista en
esta región cercana a Europa. De hecho,
la ideología extremista de los islamistas conoció ramificaciones y adeptos no sólo en Marruecos
sino también en toda la zona mediterránea (Magreb y Europa).
Los trágicos acontecimientos de Casablanca (particularmente los del 16 de mayo de 2003)
y los de Madrid del 11 de marzo de 2004, son los que suscitaron más
polémicas alrededor del terrorismo (sus
causas, secuelas, objetivos…) y condicionaron muchos de nuestros modos de vida
y de pensar. Antes, la cultura marroquí había sido marcada, hasta finales de
los años 70, por dos grandes corrientes opuestas: el pensamiento
revolucionario, progresista, rebelde… y el reaccionario, conservador,
tradicional que habían convivido en «armonía» durante largo tiempo…
En la actualidad, la cultura marroquí vive un
conflicto múltiple en sus propias entrañas, lo que ha contribuido a la
aparición de una pluralidad compleja de
posiciones, actitudes y discursos
contradictorios y paradójicos. En definitiva, esa diversidad de pensamiento si,
por un lado, ha sido valorada como
práctica democrática, por otro, ha sido explotada por alguna tendencia para
alterar y afectar directamente los
componentes fundamentales de la identidad marroquí, entendida como lengua,
religión, cultura y sistema de valores que reúnen y hermanan a los marroquíes.
El reto a que se han visto enfrentados nuestros
intelectuales-pensadores-creadores es, precisamente, cómo armonizar
culturalmente lo que se puede armonizar en esa pluralidad antagónica de
discursos y posturas. Muchos de los
intelectuales libres y demócratas han constituido una especie de “frente
popular” contra el pensamiento extremista y excluyente declarando la “guerra al
terrorismo” local, a su manera,
indagando el malestar profundo de nuestra sociedad y tratando de
efectuar una aproximación global a este fenómeno que no es sólo religioso, sino
también político, económico, social y cultural.
La novela de Said Jedidi se enmarca en esta
perspectiva ideológica, haciendo ecos implícitamente de gran número de los
males de la sociedad marroquí que ambiciona
injertarse en un verdadero proceso de modernidad, pero las fuerzas
obscurantistas resisten y se oponen cruelmente a todo cambio o evolución en
este sentido. La movilización de los intelectuales ha sido decisiva contra toda
corriente que intente instaurar en nuestra sociedad la cultura del odio, de
violencia –violencia de género nuevo- y de la anacrónica “militancia yihadista”
de los “Kamikazes”.
Éste es el contexto general que forma el
trasfondo y nutre el fondo de la novela de Jedidi. Por eso, la temática de la
novela se revela rica y variada. Su gestación parece ser condicionada por lo
que debía ser una crónica del periodista-novelista, corresponsal de la RTM en Madrid, acerca de lo
que sucedió en aquel 11 de marzo de 2004, pero el gran impacto del
acontecimiento sobre el novelista y bajo la gran conmoción ante lo abominable
del acto trágico, le salió la obra como una bala y alcanzó plenamente el
blanco.
Ante todo, el
título merece alguna lectura aunque sea descriptiva. A primera vista, se
observa que está compuesto de letras y cifras: 11-M: MADRID 1425. Empieza por un número y termina por otro,
en el centro un “espacio” en letras mayúsculas. De hecho, el título
encierra, en una especie de síntesis
antitética, elementos espacio-temporales:
MADRID, capital española que alude
al mundo europeo cristiano, asociada al año 1425, año de la hégira –y no gregoriano, el 2004- que remite, a su vez, al mundo musulmán. El 11-M (el 11 de marzo), con que comienza el título, son siglas muy usadas en el
léxico periodístico -como el 11-S (el 11
de septiembre de 2001)-, que señalan un acontecimiento concreto, crucial en la historia española
moderna y sus futuras consecuencias y deducciones. Entonces, el título es
provocador, porque suscita varias preguntas ¿Existe una relación entre Madrid y
1425? ¿Por qué el novelista asocia este espacio-tiempo? ¿Qué relación guarda
11-M con 1425? Y, al fin y al cabo, ¿cuál es la intencionalidad de la
titulación?
Todos estos
componentes enmarcan la titulación de la novela dentro de una estrategia simbólica
bien definida cuyo objetivo es adelantar al lector potencial una idea del tema
principal del texto narrativo. El título parece falsamente asociar lo
inasociable. Precisamente, ahí, radica en gran parte su curiosidad.
Luego, viene
un subtítulo, especie de cita sin referencias precisas, “Era algo así como la
génesis atormentada de su destino” tan enigmático como sugestivo que presagia
la desgracia de “alguien”. Estos elementos que brinda el título al lector
potencial son suficientes para despertar su curiosidad y avivar su ansia para
leer el libro.
Entre los
paratextos de la obra se destacan dos, relativamente largos, que guardan un
estrecho lazo con las relaciones entre Marruecos y España: una “Nota” y un
“Epílogo”. Temporalmente, la “Nota” se refiere a 2004 y el “Epílogo”, a 2003.
El orden cronológico es un poco curioso, porque frecuentemente el epílogo
aporta nuevos detalles para una
comprensión cabal del texto leído (la novela propiamente dicha) y
facilita algunas llaves para aclarar el desenlace. Para Jedidi, el “Epílogo” le
evoca, de una cierta manera, la “Nota”, de ahí surge la meta última de la
paratextualidad de la novela:
complementariedad y dialéctica.
En efecto,
Jedidi empieza su novela por un
paratexto que denomina “Nota del autor”. La nota en sí es un procedimiento
técnico clásico en la novela tradicional, casi siempre es breve y aporta al
lector una precisión o explicación. Sin embargo, la “Nota del autor” al 11-M: MADRID
1425 se presenta un poco larga,
explicativa, sí, pero algo distinta. Es
una especie de artículo de opinión bajo forma de crónica o de reportaje
periodístico. Un artículo como los que suele escribir Jedidi el periodista. En
esta nota aparecen varios nombres, Said Jedidi, Mohamed Chakor, dos eminentes
periodistas hispanistas marroquíes, Ángel Acebes, Ministro del Interior de
aquel gobierno del Partido Popular, pocos días antes de su caída, Luís José
Fernández Ordóñez, alias Yusuf Fernández, asturiano, converso al Islam en 1989,
portavoz de la
Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI)
y otros nombres, como Abdelkader, Immad Madani, el universitario, los jóvenes
inmigrantes y el viejo imán-predicador
de la mezquita de Lavapiés, de
interés y relieve más bien narrativos que testimoniales. Asimismo, se destaca
Madrid y, precisamente Lavapiés, el periférico barrio donde se amontona un gran
número de inmigrantes –especialmente musulmanes-, como escenario particular.
El
periodista-novelista reitera casi la misma técnica de la “Nota” en el
“Epílogo”. A partir de sucesos reales, vivencias personales y obligaciones
profesionales, acaecidos el día 5 de junio de 2003, cuando el Presidente Aznar
recibió al primer Ministro marroquí Driss Jettou en “Quintos de Mora” en las
afueras de Toledo, momento trascendente
en las relaciones hispano-marroquíes en la era “populista”, ya que ese
encuentro pretendió desbloquear, en cierta manera, una larga situación de
tensiones políticas entre los dos gobiernos.
De hecho, aparecen otras personalidades políticas influyentes hispano-marroquíes.
Entonces,
¿Cuál es la función de la “Nota del autor” y del “Epílogo”? ¿Por qué el
novelista siente la necesidad de recurrir a todos estos sucesos? Estos
paratextos son una especie de “foco” no sólo de impresiones y crítica satírica
de actitudes determinadas sino también de tensiones e inquietudes, particularmente de orden
político y religioso. Ambos se
complementan dialécticamente, son explicativos y enfoque del mismo objetivo, de
ahí, podrían tener una función múltiple: por una parte, el periodista-novelista
alude en filigrana a los males del sistema político de que adolecen los
gobiernos –el español en especial- de los dos países vecinos, lo que empeora
cada vez más la convivencia en la zona y, por otra, subraya, ante todo, que la
labor del periodista podría dar lugar a un trabajo artístico y que ambas tareas
podrían ir estrechamente asociadas. En efecto, en estos paratextos aparecen los
mayores motivos de la génesis de la novela, ya que Said Jedidi alude a muchos
acontecimientos históricos reales, plantea varias preguntas-reflexiones
espinosas, conflictivas, paradójicas, ideologizantes, problemáticas… acerca de
las relaciones hispano-marroquíes por la alusión al encuentro de los “Quintos
de Mora”, y del Islam y del Occidente, tomando como base los insólitos
acontecimientos del 11 de marzo de 2004 y lo que se ha barajado a su
alrededor. Por último, el novelista
subraya su voluntad de pasar del “reportaje-crónica” o del artículo de opinión a la escritura
narrativa creadora para contribuir, a su manera, a testimoniar artísticamente,
a suavizar los odios y a reconciliar los contrarios: el otro no es siempre el
infierno! De hecho, tanto la temática como la técnica narrativa de la novela se
inspiran mucho de la realidad esbozada en la “Nota del autor” y en el
“Epílogo”.
El novelista-periodista consigue articular una
estructura novelesca que integra orgánica y dinámicamente las coordenadas
espacio-temporales. La novela se compone de cinco capítulos, cada uno va precedido por
un título elocuente y simbólico. La estructura externa de la novela está
enriquecida por varios paratextos. La “Nota del Autor”, sitúa el inicio de la acción en Madrid
(precisamente, en Leganés) y, en el primer capítulo, se traslada a F’nideq,
Tetuán… o sea, al Norte de Marruecos, donde Yussef, el protagonista,
nació, creció y vivió entre los suyos.
La historia está
a cargo de un narrador en tercera persona, a veces demasiado
omnisciente. La narración se hace de modo analéptico. Primero, el narrador
presenta a un personaje femenino emblemático, Muy Malika, después de la muerte
de Yussef, su único hijo y, luego, a partir de ese momento remonta el tiempo
para completar la presentación del joven tetuaní y de su familia (su primer
mundillo: infancia sin problemas en un barrio popular…, relación con su padre,
algo conflictiva y, luego, su emigración a España, su cambio de comportamiento
después de adherirse a la “causa” de los
islamistas extremistas, hasta su acto suicida final). El vaivén de la
historia entre el hoy y el ayer y los
cambios de la perspectiva temporal son perceptibles sin gran esfuerzo. La
visibilidad temporal facilita la lectura de la novela.
El tema principal, como se ha dicho, se refiere a los ataques terroristas en
cuatro trenes de la red de Cercanías de Madrid el 11 de marzo de 2004 y a la
implicación efectiva de Yussef en uno de esos trágicos atentados. El novelista
ha sabido variar y ensanchar la temática de su novela. La trama evoluciona
haciéndose absorbente y enredada. Así, aparecen varios otros subtemas en
filigrana, estrechamente enlazados con el principal. Se puede resumir los más
importantes como sigue:
- problemas socio-económicos como la miserable
condición femenina, la pobreza de las capas inferiores norteñas, la gran
riqueza conseguida y abultada sin gran esfuerzo mediante el tráfico de las
drogas y el contrabando; la juventud y las inseguras perspectivas del futuro,
etc.
- problemática cultural e identitaria, ¿Quiénes
somos? ¿Es marroquí Yussef, aquel joven-bomba? ¿Es nuestro ese “Islam”
preconizado por Yussef que permite matar
a inocentes? ¿Dónde están los depositarios de nuestros verdaderos valores
morales, religiosos y civilizacionales?...
- problemática de la religión que surgió con el
fenómeno del terrorismo (el desviamiento y el abandono del verdadero Islam que
viene rigiendo admirablemente durante largos siglos no sólo la vida espiritual
de los musulmanes sino también su vida cotidiana; el Islam político
–concretamente el/la “Yihad” demagógico-a, o sea, la novela discute cómo el
Islam ha sido interpretado e invertido ideológicamente por los salafistas
fundamentalistas para justificar el extremismo y el terrorismo con el objetivo
de establecer la cultura de la intransigencia e intolerancia…); motivo que los
extremistas españoles –y, occidentales, en general- explotan desmedidamente para atacar el ISLAM
y a TODOS los musulmanes sin ninguna distinción y tachar a estos últimos de “terroristas” sin ningún fundamento con el objetivo de crear una atmósfera de
tensión permanente entre el Oriente y el Occidente, acondicionar y avivar el
comportamiento racista antiárabe (alusión despectiva al “moro” e irónicamente a
“Matamoros”)
- imagen de España en Marruecos, elaborada
particularmente por los jóvenes marroquíes;
- la
España oficial (el gobierno de Aznar) y su actitud hostil o,
por lo menos, menos amistosa para con Marruecos, vecino ancestral y
privilegiado debido al legado histórico común;
- la posible convivencia hispano-marroquí, debido
a que los dos pueblos están condenados a entenderse y a respetarse
mutuamente debido a la geopolítica, a la
insistente mundialización y, sobre
todo, al legado histórico común;
- en filigrana y como tela de fondo de la novela,
como se ha dicho, la polémica suscitada por el terrorismo, la política de la
“guerra contra el terrorismo” y sus nefastas consecuencia en el mundo islámico.
Esta novela enriquecerá, sin ninguna duda, el
diálogo entre marroquíes y españoles y el debate alrededor de ese nuevo
fenómeno que empieza a roer nuestras sociedades. La ficción constituye también
uno de los medios de lucha, de toma de conciencia, de apertura sobre y al
“otro”, evidentemente, este discurso tiene una implicación política clara: uno
de los objetivos de la novela es la invitación al asentamiento de una “ética”
política equitativa, tolerante y reconciliadora entre las dos orillas.
Para concluir, uno de los logros del 11-M: Madrid
1425, es que Said Jedidi acierta, sin
duda, en aportar su granito de arena
invitando, por un lado, a empujar al lector tanto marroquí como español a
reflexionar sobre problemáticas cruciales relativas especialmente a la
convivencia hispano-marroquí en la cuenca mediterránea y, por otro, en obrar
para consolidar el edificio de la llamada “literatura marroquí de expresión
española”.
BOUJEMAA EL ABKARI
UNIVERSIDAD HASSAN II
FACULTAD DE LETRAS DE MOHAMADÍA
MARRUECOS
Que
adoren, pues, al Señor de esta Casa [la
Ka ‘ba] y Le agradezcan Por haberles proveído el sustento para
que pudieran saciar el hambre y haberles dado seguridad.
CORAN
SURA 106
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