Murmullos
del cristal, temblosos sones
que
vibran al influjo de armonía
y
donde en cada prístina poesía
resuena
el esplendor de sus tensiones.
Allí
se escucha un eco, melodía
por
la que se desplazan emociones,
que
conjugadas todas, son embriones
del
ritmo universal de cada día.
Idea
que se asoma, encuentro justo
entre
la mente, el corazón y el alma,
en
coyuntura temporal que ajusto.
Tramas floridas
de pasión y calma
entreveradas,
por las que degusto
¡el
fresco néctar que tanto me encalma!
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