¿Nuestras vidas?
Nuestras vidas son solo un suspiro en la inmensidad del infinito. No nos sintamos importantes, somos todos iguales, no vamos a hacer la diferencia, no vamos a cambiar el mundo y menos el universo. Somos seres patéticos, que comienzan sus vidas patéticos y las terminan con la esperanza de haber hecho algo bueno por la humanidad, con la esperanza de que alguien los recuerde y que alguna vez alguien diga "Hubo alguna vez un hombre, un mujer, en esa silla vacía".
¿Para qué vivimos?
¿Para ser parásitos de la sociedad en el primer par de décadas de nuestras vidas, y ser esclavos de ella de allí en adelante?
El trabajo, un deber, en el mejor de los casos placentero, una forma de sobrevivir que a veces se vuelve el centro de nuestras vidas. Más allá de trabajar, trabajar y trabajar, para sobrevivir, ¿en el medio de todo eso, vivimos? ¿O vamos a tener que esperar hasta ser ancianos y estar en el atardecer de nuestras vidas para descansar, mientras miramos para atrás y vemos nuestra vida?
Dirán que más allá de el trabajo uno se da placeres y respira entre oficina y oficina, entre reunión y reunión, entre caos y caos. Eso dirán, pero no responde la pregunta inicial.
¿Para qué existimos? ¿Cuál es nuestra razón para vivir? Nuestra razón para levantarnos cada mañana, ponernos de pie e ir de lleno a luchar con el mundo, codo a codo con las adversidades, como si fuese aquella la vieja amiga del humano.
Ahora, ¿no sabemos el fin de nuesta existencia y nos creemos con el derecho de cuestionarla? ¿Nos creemos con el derecho de pensar siquiera que somos dueños de ella, algo que no comprendemos pero de lo que nos adueñamos? ¿Cómo podemos creernos dueños de nuestras vidas, y hasta de las vidas de otros, si no entendemos de dónde venimos, hacia dónde vamos?
¿Cómo menospreciamos algo de lo que no tenemos entero conocimiento? ¿Cabe en la mente de alguien una idea tan descabellada?
Hay de aquellos que rechazan la oportunidad de vivir, la oportunidad de terminar sus vidas diciendo "Viví, DISFRUTÉ MI VIDA, mi vida no fue un sinfin de responsabilidades ni una desgracia tras otra, ¡he vivido mi vida felíz...!. Hay de aquellos que renuncian a la guerra con las adversidades, que se dan por vencidos con la vida. Aquellos que se dan por vencidos, terminaron sin encontrar su razón de ser. No disfrutaron su vida sanamente, y creyeron inútiles sus vidas, creyeron que vivían una desgracia tras otra.
Y así, no le dieron el gusto a la vida, renunciaron la guerra que les dio la vida.
Aunque seamos desafortunados, aunque nuestras vidas estén llenas de desgracias, siempre podemos salir adelante. Siempre. Siempre vamos a poder superar las adversidades, siempre podemos vencer todo si nos lo proponemos. Nada es imposible, ¿quién dijo eso? Todo es posible, sólo si lo queremos realmente, no importa cuan descabellado suene, ¿quién es el dueño de la verdad y de la lógica? Al fin y al cabo, si no entendemos nuestra existencia, que es nuestra vida en sí, vamos a adueñanos de conceptos así?
La vida es hermosa
Maria Agustina Nahas, enero de 2011
Hermoso!!!
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