Un silencio de voces dormidas
enciende
todo el ayer.
Se van desgranado uno a uno
los
besos de aquél verano.
¿Qué
guardan los rincones
de
los que ya se fueron?
Encallan
todas las estrellas en tu piel.
Se enciende tu voz entre mis versos fugaces.
Sé que vendrás esta noche y
todas
las noches.
Un ramo de agua se anida
en
alguna esquina del cielo.
Y en
el silencio de mi alma
intento
recordar tu voz que me nombra.
Tus
manos hacen latir
toda
la tierra.
Enhebran cada caricia
sobre
mi cuerpo de espuma.
Cuando todo es noche
tus
manos besan
el
infinito de mi boca.
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