Esta página intenta ser un espacio multicultural donde todas las personas con inquietudes artísticas, en cualquier terreno que sea puedan publicar sus creaciones en forma libre y sin ningún tipo de censura. Son bienvenidas todas las muestras de las bellas artes que los lectores del blog nos quieran acercar. El único criterio válido es el de la expresividad, y todo aquél que desee mostrar sus aptitudes no tendrá ningún tipo de censura previa, reparos o correcciones. Este espacio pretende solamente ser un canal más donde los artistas de todas las latitudes de nuestra Iberoamérica puedan expresarse. Todas las colaboraciones serán recibidas ya sea en nuestro correo todaslasartes.argentina@gmail.com o bien en nuestra página en facebook denominada "Todas Las Artes Argentina" (Ir a http://www.facebook.com/profile.php?id=100001343757063). Tambièn pueden hacerse amigos de nuestra Página en Facebook yendo a https://www.facebook.com/pages/Todas-Las-Artes-Argentina/249871715069929

lunes, 29 de febrero de 2016

NUESTRO EVANGELIO©, por Lilian Viacava, Dama de Poesía, de Montevideo, Uruguay


Morimos en el sitio que le he prestado al aire

para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros,
separados del mundo, dichosa, penetrada,
y cierto , interminable. Jaime Sabines




Al pensarte la ternura se hace novia de mi carne
y el rocío se hace lluvia en mis mejillas...
Quiero abrir la puerta hacia un camino
buscarte y encontrarte
en la cima mas alta de mis sueños
hacer nuestro nido en la copa de algún pino
lanzarnos juntos sin ningún destino...

viernes, 26 de febrero de 2016

SIN AGUA NI JABON, por Vicente Adelantado Soriano, de Valencia, España


Pato, ganso y ansarón, que tres cosas suenan y una son.
Agustín de Rojas, El viaje entretenido.
Todo lo puede el dinero: las peñas quebranta, los ríos pasa en seco; no hay lugar tan alto que un asno cargado de oro no le suba.
Fernando de Rojas, La Celestina.

Hacía tiempo que no estaba entre nosotros el señor Tomás, no sé porqué hay personas a las que parece que no les queda bien otro tratamiento de cortesía, y no por falta de delicadeza. El señor Tomás tiene a su único hijo viviendo en Filadelfia, Estados Unidos, y muy de tarde en tarde se va a su casa a pasar allí dos o tres meses. Dice que le gusta estar con su hijo y con su nieto, al que apenas si entiende, pues el señor Tomás es un negado para las lenguas; pero que cuando está en Estados Unidos se vuelve un hipocondríaco: se apodera de él el miedo a morir lejos de su tierra y ser enterrado donde no conoce a nadie, así que un ligero resfriado por aquellos lares le causa angustia, desazón y verdaderos problemas. Todo desaparece cuando vuelve a su país, donde quiere morir y recibir tierra. Pero entonces le asalta la añoranza por su breve familia. Un dilema.

miércoles, 24 de febrero de 2016

GABRIELA, por Rolando Revagliatti, de Buenos Aires, Argentina


...me acerco, casi en el cruce con Maipú, y digo que me gustaría saber si tengo alguna chance. Suspende la mirada mientras me oye. Se detiene toda. Transido parpadeo ante la aparición incuestionable de súbita trompita. Gira la cabeza hacia mí. Comienza a pesquisarme desde la barbilla. Sin entusiasmo expande las pestañas hacia una de mis orejas y hacia la otra. Saltea mi mirada, por lo que me impide contender. Escandalosamente me recorre los labios y un poco la nariz. Aunque ya dice cosas (sé de su voz pausada), no la oigo. A los ojos me mira. Y es ahora —no hay nada malo en su castellano— cuando la entiendo. Somos los que se miran mientras hablan. Me pregunta a mí (!) cómo me llamo. Musito mi gracia antes de atragantarme sin atenuantes. Y afirma llamarse Gabriela, un nombre en el que parece caber. Ella es esa mujer que se llama Gabriela. Le digo: «Sos esa mujer que se llama Gabriela». «¿Estabas esperándome desde que naciste?», inquiere. Y me ofreció su sonrisa. Imaginé que me mordería con parsimonia, anhelando reembolso y creces. Caminamos inventariando los estrenos que debiéramos ver juntos. Nos sentamos a los lados de una mesita circular y paqueta, de las que no me agradan, en una confitería de inmoderado señorío. No es mucho el tiempo del que dispone, me advierte. «Pero ya vendrán ratitos mejores.» A la noche yo podría ir a buscarla. Viene el mozo, cumplido y distante. «Café doble.» «Café.» Crepito cuando el mozo se va: «¿¡Y dónde tendría yo que irte a buscar, por todos los cielos!?» Agarra una servilletita: «Te lo anoto». Le alcanzo mi súper bolígrafo. Escribe números grandes y esbeltos. Que la espere en la puerta. «A las diez está bien.» Y anota veintidós. Tras recobrar mi súper bolígrafo, delineo un corazoncito rápido y sin bambolla como quien firma o muesca. Me guardo la servilleta y el ademán. Mi súper bolígrafo no sé, no lo guardo todavía. Gabriela me cuenta qué estudia, demora su café y me condena a desearla. Llama al mozo: «Yo invito». Y paga. En la mejilla y en la vereda me besa, y se va.”.

martes, 23 de febrero de 2016

JOVEN CON ARO DE PERLA , por Irene Mercedes Aguirre, de Buenos Aires, Argentina


Reflejos en diálogo. Homenaje a Vermeer de Delft, basado en La joven de la perla

En la tabla , de pronto,  se avizora
un reflejo plateado ,  inesperado,
y unos ojos inquietos, asombrados,
nos susurran   misterios del otrora.

viernes, 19 de febrero de 2016

LOS INICIOS DE UNA BUSQUEDA, por Vicente Adelantado Soriano, de Valencia, España


¿Existe algo más agradable que la propia sabiduría, siempre que consideres que el equilibrio y el progreso proceden, en todas las circunstancias, de la facultad de la inteligencia y de la ciencia?
Marco Aurelio, Meditaciones.

Aquella mañana, recién terminadas las fiestas navideñas, iba a ir a visitar al hijo de un antiguo amigo fallecido este no hacía mucho. No tenía muchas esperanzas, pese a ser catedrático el hijo de mi fallecido amigo, de que el hombre me solucionara el problema que le iba a plantear; pero pensé que, tal vez, me diera algunas indicaciones, libros, artículos, por donde pudiera llegar yo a algún tipo de conclusión. Por supuesto lo había llamado por teléfono. Y fue él quien indicó la hora y el lugar para la cita. Fue, eso sí, muy amable y atento conmigo. Lo cual, en estos tiempos que corren, ya es mucho.

martes, 16 de febrero de 2016

PUNTO Y COMA, por Mario Flecha, de Londres, Reino Unido


Empleo las palabras que me has enseñado.

Si no significan nada, enséñame otras.
O deja que me calle.
Samuel Beckett
Estimado cliente, dado la caótica situación económica en la que nuestra imprenta se encuentra debido a erróneas decisiones comerciales y a los consejos inciertos de nuestros asesores, nos encontramos en un cul de sac.
Por estas circunstancias y otras, decidimos pelear por nuestra supervivencia, comenzamos por ahorrar la tinta ennuestras impresoras. Es por ello que evitamos las palabras y sólo imprimimos acentos, comas y puntos, dado que el punto y coma es un signo no muy usado, decidimos no incluirlo en nuestra publicación. Eso sí, para mayor comprensión del cuento, mantuvimos las primeras y las últimas palabras. Además prometemos que en el futuro haremos una publicación de lujo para su próxima novela con todas las palabras.


Cuando la luz del día me despierta, me levanto, miro los dedos de mi mano derecha y con el dedo índice de la mano izquierda los señalo contándolos.

sábado, 13 de febrero de 2016

SOBRE ALGUNOS LIBROS, por Vicente Adelantado Soriano, de Valencia, España



Al grupo Latini plus ultra. Ad multos annos.

Pueden encubrirse las acciones secretas; mas es defecto imperdonable el callar lo que todo el mundo sabe y las cosas que han tenido consecuencias públicas y de tal envergadura.
Michel de Montaigne, De los libros, en Ensayos.

A menudo al sacar la red del mar, el pescador, que sólo goza de una diminuta embarcación, se percata de que no hay nada entre las mallas, salvo gotas de agua que se van deslizando y volviendo a donde salieron. Cree, tal vez por no perder la esperanza, que no se ha detenido en el lugar adecuado; mueve un poco la barca, y vuelve a lanzar la red. Si hay suerte, se pude topar con un diminuto pez. Y este pez en su interior puede llevar no el famoso anillo de oro arrojado por un rey al mar sino, lisa y sencillamente, una nota de apenas dos líneas. A veces es más que suficiente. De ahí puede surgir parte del alimento que se buscaba.